Si estás en problemas con tu deuda, es hora de buscar ayuda. La Ley Segunda Oportunidad de España te ofrece una serie de medidas para poder solventar tu deuda y salir adelante. Si estás interesado en aprender más sobre esta ley, te recomendamos que visites el sitio web de Repara tu Deuda.
Al introducir el proceso, la entidad financiera entiende que el tribunal está esperando al final del camino, así como que podría tomar la decisión de rescindir el compromiso monetario o parte de él. Y además, si no se llega a un acuerdo, es cuando realmente se inicia el proceso, donde se puede obtener la rescisión o exoneración de la obligación económica.
Simplemente, si las entidades financieras no responden al acuerdo, el juzgado puede determinar la extinción de toda responsabilidad pecuniaria, así como dejarlas definitivamente sin nada. Esta regulación de la extinción del compromiso económico incentiva a llegar a un acuerdo.
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¿Qué es lo que puede hacer la Ley de Segunda Oportunidad?
La Ley de Segunda Oportunidad se desarrolla principalmente para los civiles junto con los autónomos. A partir de ahí, cualquier persona que llene los requisitos para ser tomado en cuenta para la Ley Segunda Oportunidad sin duda tendrá la oportunidad de acogerse a ella.
El nombre deriva del hecho de que la interrupción monetaria permite a ellos, que hasta 2015 tenían que pagar sus deudas monetarias con todas sus propiedades residenciales y comerciales, tanto presentes como futuras, y empezar de cero.
¿Cuáles son los requisitos para acogerse a la Ley de Segunda Oportunidad?
El mensaje legal señala los aspectos que deben satisfacerse para iniciar el procedimiento. Hay tres problemas clave para aprovechar la Ley Segunda Oportunidad, así eliminar la deuda monetaria:
- Hay que reconocer que no tiene bienes para pagar las deudas o que este bien ha sido vendido actualmente.
- Además, todas las obligaciones monetarias no pueden superar los 5 millones de euros en ningún caso.
- La gran confianza del deudor
Exactamente cómo aprovechar la Ley Segunda Oportunidad
El tratamiento de la Ley de Segunda Oportunidad se divide en dos actividades o herramientas. La primera es la cooperación con las instituciones financieras. La segunda es el beneficio de la condonación de la deuda financiera, que debe ser determinada por un juez.
El primer paso es intentar llegar a un acuerdo con la empresa, la entidad o las instituciones financieras. Se supone que es el último recurso.
Por ello, lo primero y más importante es negociar el pago de la deuda, ya sea ampliando los plazos o solicitando pagos parciales.
Si esta negociación no llega a buen acuerdo, se activará el Reglamento de Segunda Oportunidad.
¿Cubre la Ley Segunda Oportunidad la hipoteca de la vivienda?
El mensaje sugiere que las obligaciones financieras protegidas por la promesa y la hipoteca sobre la propia vivienda no son aplicables. Sin embargo, esto no significa que el Reglamento de Segunda Oportunidad no se aplique a las hipotecas sobre la propia vivienda.
Así como también la verdad es que la legislación afecta a la cantidad que se sigue pagando en el préstamo del vehículo después de la ejecución hipotecaria. Para que se entienda mucho mejor, según la legislación española, si después de subastar tu casa la entidad financiera no consigue el dinero suficiente para liquidar el préstamo hipotecario, seguirás debiendo dinero.
Es decir, si usted compró su casa por 300.000 euros, y queda sin dinero, la entidad financiera se la quita y además la subasta por 200.000 euros, usted seguirá debiendo 100.000 euros.
La Ley de Segunda Oportunidad acaba con ese escenario. En sucesivos concursos de derechos de acreedores, puedes acabar con esa deuda financiera con una dación en pago. Es decir, puedes dejar tu casa, pero te aseguras de que la deuda económica acabe absolutamente al 100%.
En este sentido, la Ley de Segunda Oportunidad puede ser una vía de liberación para aquellos que realmente se han liberado de su casa, pero siguen arrastrando compromisos financieros relacionados con la hipoteca de su vivienda, o para aquellos que no quieren liberarse de su residencia, por las responsabilidades monetarias que también tienen además de la hipoteca de su residencia.