Al referirnos a la legalidad del scathunter nos debemos a dos vertientes: su realización (sitios, personas, condiciones, coparticipación) y a su difusión (sitios web en los que se promueve el scathunter).
Porque aunque parezca prohibido, el mismo, al estar apegado a las leyes de libre expresión y derechos fundamentales, posee un cierto halo o espectro de movilidad que le permite entrar en armonía con el ecosistema.
Claro, existen países donde este tipo de parafilias y en general el cine de adultos son prohibidos del todo, pero es indudable que se maneje entre las sombras así se corra el riesgo de enfrentar cargos penales por violaciones las normas o ataques directos en países donde se tienen regímenes dictatoriales o imperan los intereses políticos y/o anárquicos.
La legalidad del scathunter
En cuanto a su realización, la misma amerita un personal que no esté bajo coacción, amenazas, forma de pago de deudas, engaño ni instigación para la inmersión involuntaria en este mundo de fetiches y parafilia que ya no es una minoría a nivel mundial.
La legalidad del scathunter en este apartado se amolda a los Derechos Fundamentales del Hombre y en caso de no ser estos violentados, la participación de las personas se considera por voluntad propia. Claro está, han de ser mayores de edad.
En caso de practicarse a escondidas y fuera del matrimonio, será considerado un acto de infidelidad y la contraparte, al no estar involucrada, le asiste el debido derecho a la solicitud de divorcio y repartición de bienes y custodia de los hijos.
Los lugares donde se ejecute tanto el acto para disfrute personal o para la filmación de películas de dicho subgénero, han de ser netamente privados y sin ningún vínculo que les promocione en la publicidad exterior. Esto, además de acarrear multas y cierres temporales o definitivos por parte de los entes municipales o de ayuntamientos, tienen también injerencia de los órganos de defensa de la mujer (así participen por voluntad propia y con contrato) y de asistencia al menor, por exponer una manifestación que las mentes infantiles y juveniles pueden no comprender.
Tanto el departamento de Bomberos de la jurisdicción, como los entes de salud, pueden clausurar el sitio donde estas prácticas del scathunter se sucedan, debido a las condiciones que para las normas son netamente antihigiénicas y que pueden afectar a la salud de propios y extraños.
Sobre los sitios web
En cuanto a la legalidad del scathunter en los sitios web, estos se encuentran amparados bajo las normas que rigen para estas manifestaciones en video así como otras en materia de salud sexual, física y psicológica, además de los diversos tipos de impuestos que han de cancelar para seguir funcionando.
La mayoría de los portales aseguran bajo juramento el cumplimiento de las leyes de la nación (como en EE.UU., España, Brasil, Alemania, Japón), asegurando no contener material sexual explícito que se considere ilegal. Esto aclara que el scathunter y otras parafilias o fetiches tienen los permisos correspondientes para su difusión, sin que esto comprometa a la página web como instigadora de realización del material mostrado como manera de practicar el sexo.
Además, aclaran en sus términos y condiciones que si las personas se sienten ofendidas de manera alguna por los contenidos mostrados en las mismas, no deben acceder a ella. Si la persona accede, es que estuvo de acuerdo con esa advertencia y no puede por ende, acusarla de sentirse ofendido o de haber sido coaccionado, cuando tuvo la potestad de no verlo, pero se lo saltó por no detenerse a leer el compromiso que condiciona el acceso al portal web.
Si alguien accede al portal web de películas en un país donde está prohibido, la legalidad del scathunter se mantiene intacta y el transgresor es quien deliberadamente accedió. Por ello, dichas páginas brindan acceso a controles parentales como forma de alentar el apoyo a la no observancia de dichos videos sin el consentimiento de las leyes y hecho por voluntad propia.